Hace ya algunos años, un grandísimo amigo mío me dio un sabio consejo: “Debes abandonar lo efímero para caminar hacia lo verdadero”.
Como mi corazón siempre me dista la voluntad de escuchar a mis verdaderos amigos, me puse en marcha e inicié este nuevo camino hacia lo esencialmente importante y desde entonces ésta es la hoja de ruta que conduce mi vida.
Echando la vista atrás, creo que jamás he tomado una decisión tan acertada como ésta, hoy mi vida es mejor, más feliz, más sincera, más pacífica, etc…
El camino no ha sido fácil, multitud de obstáculos encontré en el trayecto y muchos fueron los que me tiraron piedras, pero mi voluntad es firme y ya estoy más cerca del objetivo marcado.
Mis instrumentos para conseguirlo han sido los más elementales del mundo, mis actos, mis presencias, mis ausencias, mis palabras y sobre todo mis silencios.
Me alegra saber que cada vez son más los que hicieron caso a mi amigo, puesto que me los voy encontrando en mí mismo sendero.
Lo efímero perecerá, lo verdadero será eterno.
Lo único que me apena es que este amigo mío, a pesar de los buenos consejos que ofrece, lleva más de dos mil años “clavao” en una Cruz.
Sueño todos los días con encontrármelo al final del camino.